III
LLUVIA MARINA
(Frenesí incontenible para una cariátide)
Mujer: ¡te aman las orillas vivas del río!
LLUVIA MARINA
(Frenesí incontenible para una cariátide)
Mujer: ¡te aman las orillas vivas del río!
ARS VITA, GRATIA PLENA EST
Esta y toda tarde
en noche perniciosa de tu mente
yo socavo los cimientos
debajo diosa mano
instante llamado
como te llamo desde el vacío.
Y como vos tienes dos manos,
dos ojos, dos piernas
y
dos pechos abruptamente sinceros,
dos amores dormitan hoy
sobre
tu prado abierto; llora la basílica.
dos amores, tuyo mío nuestras espaldas
a la razón del universo.
¡Ah, diosa mea! ¡Desgraciado mis oráculos!
¡Ah, diosa sobre el océano épico de las almas!
¡Perdonadme la soledad antes de tu espera!
Enfurece esta plantación oriental de adorador.
cicatriza mi abertura de pájaro sin alas.
Debo recordar que mas tarde
irás a gobernar
el otoño de Buenos Aires.
Y sordo,
en mi equipaje no fusilaré
mi tipografía cierta,
tuyas tus orejas,
oh, gran constelación
deseada osa mayor.
vivo desde tu luminosidad
agónico sin beber
en los extramuros de la cruz
del
Sur.
¿Qué buscabas tú? ¿Qué alarma
sucinta, alarmante, alarmado,
veo me corpore ex sanctus?
Esta y toda tarde
en noche perniciosa de tu mente
yo socavo los cimientos
debajo diosa mano
instante llamado
como te llamo desde el vacío.
Y como vos tienes dos manos,
dos ojos, dos piernas
y
dos pechos abruptamente sinceros,
dos amores dormitan hoy
sobre
tu prado abierto; llora la basílica.
dos amores, tuyo mío nuestras espaldas
a la razón del universo.
¡Ah, diosa mea! ¡Desgraciado mis oráculos!
¡Ah, diosa sobre el océano épico de las almas!
¡Perdonadme la soledad antes de tu espera!
Enfurece esta plantación oriental de adorador.
cicatriza mi abertura de pájaro sin alas.
Debo recordar que mas tarde
irás a gobernar
el otoño de Buenos Aires.
Y sordo,
en mi equipaje no fusilaré
mi tipografía cierta,
tuyas tus orejas,
oh, gran constelación
deseada osa mayor.
vivo desde tu luminosidad
agónico sin beber
en los extramuros de la cruz
del
Sur.
¿Qué buscabas tú? ¿Qué alarma
sucinta, alarmante, alarmado,
veo me corpore ex sanctus?
EL DESAFÍO DE ORFEO
Andrómeda:
nadie osará lanzarte a Poseidón-Cronos
pues este
Perseo,
desafía furibundo al Olimpo de nuestros días.
Mis ceremonias
en mi también, ceremonial imperio
ofrecen el sacrificio de mi vida;
me permites declararme tu Orfeo.
Así, Andrómeda,
hemos fundado un país donde las olas del miedo
no avanzan.
Rico es nuestro país,
el que se impone, con la suavidad
de tu rostro, -sol que no se pone en ningún mar-
la sabiduría de tu perfección antigua.
Orfeo, yo, comanda la armada y los ejércitos
que se iniciaron una mañana
en el juramento de cuidar a sangre
y muerte,
las murallas de tu ciudad
y los muelles tiernos de tus ojos.
Andrómeda:
nadie osará lanzarte a Poseidón-Cronos
pues este
Perseo,
desafía furibundo al Olimpo de nuestros días.
Mis ceremonias
en mi también, ceremonial imperio
ofrecen el sacrificio de mi vida;
me permites declararme tu Orfeo.
Así, Andrómeda,
hemos fundado un país donde las olas del miedo
no avanzan.
Rico es nuestro país,
el que se impone, con la suavidad
de tu rostro, -sol que no se pone en ningún mar-
la sabiduría de tu perfección antigua.
Orfeo, yo, comanda la armada y los ejércitos
que se iniciaron una mañana
en el juramento de cuidar a sangre
y muerte,
las murallas de tu ciudad
y los muelles tiernos de tus ojos.
LACRIMOSA
No mas que Sicilia
si no mas que Pascua
asoma tu vértigo en la explanada
de un sollozo, mar arrecio, detrimento,
disculpa de un tiempo
sin conocimiento de ciencia
en la motriz covacha
de
mis
soledades gastadas.
Burla de Mephisto,
teatro ruinoso y cadáver en las hueseras.
¿Cuál es tu número?
¿Cuál es tu transatlántico, pues me tientas
en el día a día al reflejo del padre Egeo?
DESSERTORE
Un solo temblor
ha de esperarme.
un halo de noche prestada
equívoca, ruge en las afueras del cielo.
Un halo de noche,
equívoca, gime expoliada.
eres la gestación “de por la vida”,
rada tierna, de vientos que solo toman
y dicen, con voz de dulce ebria:
“-Ven, que esta bahía causa sed a vos, poeta,
viejo infelice-“.
Adornada completa de rubíes,
Ungida de capulí, toda luz, toda leche de Amaltea,
Doncella de Dido, cartaginesa umbral,
Cámbrica maga
Te ubicas dentro de los ídolos identificados
Con el carro de la Luna.
Tu olor es de aquellos fatales rancios humedales
En la palpitud de un mundo
Atado a sus pies.
Un solo temblor
ha de esperarme.
un halo de noche prestada
equívoca, ruge en las afueras del cielo.
Un halo de noche,
equívoca, gime expoliada.
eres la gestación “de por la vida”,
rada tierna, de vientos que solo toman
y dicen, con voz de dulce ebria:
“-Ven, que esta bahía causa sed a vos, poeta,
viejo infelice-“.
Adornada completa de rubíes,
Ungida de capulí, toda luz, toda leche de Amaltea,
Doncella de Dido, cartaginesa umbral,
Cámbrica maga
Te ubicas dentro de los ídolos identificados
Con el carro de la Luna.
Tu olor es de aquellos fatales rancios humedales
En la palpitud de un mundo
Atado a sus pies.
DOLOR DEL SECTANTE
Mi tempestad de aquesta hora aloque,
mi villana, pésame vuestra capa
como las estrellas al solitario náufrago,
mi quijota por los mares nunca llegados
al finis terrae
ni a Hornos o nunca en Buena Esperanza.
Madonna de la Grecia exquisa,
atrápeme vuestro pecho mas esplendoroso
que castellano navío de vela cruzada
rumbo a continente de Indias,
punzantes de tu oro.
Momia perdida en lo inescrutable
de mi llanto,
robada de la masacre de mi desaliñada religión,
Saqueados los templos
tu olor administra mirra;
sonoro crepúsculo
porque ahora,
el sol suena al caer y
te levanta en sus sandalias cada mañana.
LOS ACANTILADOS DE LA TARDE
Quisiera repetir la salida dramática
de este nacimiento
quisiera, dormitándome lozano,
abrazar a la vida sobre la magia
de la doncella marina, quisiera, sí,
como la maga que es.
Porque quisiera yo nacer y recogerme
en lactancia con la vista sólo fija en ella.
Y porque quisiera yo llamarla,
a la doncella marina y hacer
de un sueño que existe ahora,
mi madre, mi hermana y mi doncella,
la doncella marina.
Yo, porque quisiera nacer como llamado
por su besos,
ser el columpio sobre el que se divierte
su brisa que me roba el aire,
la segura oxigenación de juncos y hortensias.
Porque quisiera ella, que se posa como pajarillo
noche a noche en mi ventana
la que ya, ni con los vientos mas adversos
quiero cerrar.
¿Cómo, madre Poesía, quisiera yo,
abominar de vos y amamantarme, original,
de la doncella marina?
Pues vos,
me contestas lo que yo asumo,
tan gigantesca es su belleza y perfección
que tan solo, y gracias a tu quemante fuego de los aires,
escribo hoy,
que deseo estar, quisiera yo,
estoy naciendo noche a día
sobre los brazos de mi doncella marina.
Y esta doncella marina
gobierna esos océanos, que son suyos
en lo inacabable del tiempo de los océanos.
Quisiera repetir la salida dramática
de este nacimiento
quisiera, dormitándome lozano,
abrazar a la vida sobre la magia
de la doncella marina, quisiera, sí,
como la maga que es.
Porque quisiera yo nacer y recogerme
en lactancia con la vista sólo fija en ella.
Y porque quisiera yo llamarla,
a la doncella marina y hacer
de un sueño que existe ahora,
mi madre, mi hermana y mi doncella,
la doncella marina.
Yo, porque quisiera nacer como llamado
por su besos,
ser el columpio sobre el que se divierte
su brisa que me roba el aire,
la segura oxigenación de juncos y hortensias.
Porque quisiera ella, que se posa como pajarillo
noche a noche en mi ventana
la que ya, ni con los vientos mas adversos
quiero cerrar.
¿Cómo, madre Poesía, quisiera yo,
abominar de vos y amamantarme, original,
de la doncella marina?
Pues vos,
me contestas lo que yo asumo,
tan gigantesca es su belleza y perfección
que tan solo, y gracias a tu quemante fuego de los aires,
escribo hoy,
que deseo estar, quisiera yo,
estoy naciendo noche a día
sobre los brazos de mi doncella marina.
Y esta doncella marina
gobierna esos océanos, que son suyos
en lo inacabable del tiempo de los océanos.
LA CAIDA DEL ÍCARO NEGRO
(Ab imo pectore clamavi)
No te apartes de estos vientos,
sirena varada semper
sobre las desnudas playas del pensamiento marchito
del atardecer.
Sombrío es el paraje de cadenas
golpeando el cielo por fin,
diáfano
de los días que no cesan
sino
al
reconocer
el
atardecer.
siento una masa,
un gentío,
derrumbes,
oxidaciones imposibles
cuando emprendo el retorno
a
la habitación sin nombre
colgada, ajada, inútil
de antiguas soledades gastadas.
Siento la herida que parte en dos
mi silencio oceánico sin ser nunca
el Mar Rojo,
pero sí, emerjo como un Moisés
al avizorar, al fin, el Canaán que
eres vos,
pecho indemne,
aroma a primaveras que ha
llegado para quedarse y
conversar.
(Ab imo pectore clamavi)
No te apartes de estos vientos,
sirena varada semper
sobre las desnudas playas del pensamiento marchito
del atardecer.
Sombrío es el paraje de cadenas
golpeando el cielo por fin,
diáfano
de los días que no cesan
sino
al
reconocer
el
atardecer.
siento una masa,
un gentío,
derrumbes,
oxidaciones imposibles
cuando emprendo el retorno
a
la habitación sin nombre
colgada, ajada, inútil
de antiguas soledades gastadas.
Siento la herida que parte en dos
mi silencio oceánico sin ser nunca
el Mar Rojo,
pero sí, emerjo como un Moisés
al avizorar, al fin, el Canaán que
eres vos,
pecho indemne,
aroma a primaveras que ha
llegado para quedarse y
conversar.
LA MANO Y EL MAR
Tersa loba amplia en la amplitud
de tu desnudez inicial:
hoy decido traer muchos hijos para vos.
Te muestro mis hijos, tus hijos,
que te coronan por las mañanas
y que cantan por tus contornos
himnos celestiales en las Ágoras colmadas
de vellos erguidos
sacramente.
Hoy traigo mis hijos,
que son tus hijos también
y celebrando ellos el llegar a tu pecho
clavan sus manos en mis manos
en una prisión de tu mirada
en connivencia con tu piel.
Loba, hechicera de por siempre,
que tomas mis hijos, tus hijos,
que brotas a la vida cuando mueres
múltiple y laxa esclava del amor.
yo te traigo mis hijos, tus hijos
que son el néctar de este único
e indeclinable mar.
EL SUEÑO DE CALÍOPE
Hoy he visto dormir a una diosa.
Y no recuerdo contemplación tan magnífica
En una vida colmada de pantanos exiguos
En su verdor.
He visto como ell me arrastra a su sueño
Y revolotea tras de mí
En el laberinto bello de su alma.
He sentido la respiración húmeda de amor
Que exhala de su piel
Y que la hacen levitar
Poseyéndome todo
Quitándole el peso a mis parpados.
Trato de sumergirme en la mente orgullosa
De su trance y me lleva
Por las calles cretenses de su deseo
Y me colma de ajuares e inciensos
Para que yo duerma anclado a su pecho.
Diosa
Os pido no dilapidar vuestras horas
De ansioso sueño
Nada mas hermosos habita la vista humana
Que observamos en la placidez de tu dormida faz.
Tentado estoy de ahogar mi llanto
En el placer benévolo de tu sueño
Diosa del amanecer
Porque ahí vos huyes.
MITO NOCTURNO
Para que la loba marina
Conozca mi deseo de tenerla y atarla a mí
Por las noches:
Un viejo cóndor todo diamantes sus ojos
Y ámbar su tupido plumaje
Vigila su templo.
Jamás se verá comunión perfecta
Entre mamífero y ave.
Y es único este axioma
Porque único es este su amor.
Único e indeciblemente único
Transparente y vital
El cóndor abre majestuosamente su espíritu
Como amplias alas posee.
Protege desde siempre a la loba y su leonada piel
Porque así de único pájaro
De único amor le ama.
Escribo esto
Para que la loba marina conozca mi deseo
De tenerla atada a mí
Por las noches
Si estrella fuese entonces
Solo de noche
El cóndor volaría.
Para que la loba marina
Conozca mi deseo de tenerla y atarla a mí
Por las noches:
Un viejo cóndor todo diamantes sus ojos
Y ámbar su tupido plumaje
Vigila su templo.
Jamás se verá comunión perfecta
Entre mamífero y ave.
Y es único este axioma
Porque único es este su amor.
Único e indeciblemente único
Transparente y vital
El cóndor abre majestuosamente su espíritu
Como amplias alas posee.
Protege desde siempre a la loba y su leonada piel
Porque así de único pájaro
De único amor le ama.
Escribo esto
Para que la loba marina conozca mi deseo
De tenerla atada a mí
Por las noches
Si estrella fuese entonces
Solo de noche
El cóndor volaría.
ROPAJES Y ALIENTO PÚRPURA DESDE EL ALEJAMIENTO
Tú
sensación estrepitosa de rompimiento ideal,
vacío cerebro que en plenitud recibe
unívoca fuente de spleen,
que el recorte de la tarde
recorre instancias del megalítico
sobre tu cara
tú,
hoy a vos te clamo
“de profundis”.
Tú,
manifiesto exclusivo del burdel de mis viajes,
anaconda hundida trepanando mi también
vacío cerebro;
soledad imperial, yacente figura meditabunda
veo que lloras la sangre del río
ayer.
Tú, Deja Vu de los volcanes inalcanzables
a tu propia visión,
toda laburo, toda miel inexplora
que en sordina me acicala a mí,
todo cuerpo, todo silente
yo,
todo transivo con una paloma muerta
fumando en la antigua mano,
dejo viejo, dejo mareo.
Tú
sensación estrepitosa de rompimiento ideal,
vacío cerebro que en plenitud recibe
unívoca fuente de spleen,
que el recorte de la tarde
recorre instancias del megalítico
sobre tu cara
tú,
hoy a vos te clamo
“de profundis”.
Tú,
manifiesto exclusivo del burdel de mis viajes,
anaconda hundida trepanando mi también
vacío cerebro;
soledad imperial, yacente figura meditabunda
veo que lloras la sangre del río
ayer.
Tú, Deja Vu de los volcanes inalcanzables
a tu propia visión,
toda laburo, toda miel inexplora
que en sordina me acicala a mí,
todo cuerpo, todo silente
yo,
todo transivo con una paloma muerta
fumando en la antigua mano,
dejo viejo, dejo mareo.